viernes, 20 de marzo de 2009

Afilado de las gubias (otro punto de vista)

Un cuchillo que no esté tan afilado como una navaja de afeitar es garantía de fracaso a la hora de tallar.
De hecho podemos culpar al afilado de la mayoría de las situaciones en las cuales el tallista se encuentra con dificultades, tales como madera que se astilla o cortes que no quedan limpios. Hay otras posibles causas de problemas: el grado de humedad de la madera que estamos trabajando o la falta de práctica, pero con seguridad un cuchillo que no esté suficientemente afilado es el responsable de la mayor parte de los errores.
Ahora que sabemos el ¿por qué?, hay otras tres preguntas a responder antes de afilar un cuchillo: ¿con qué?, ¿cómo? y ¿cuándo?

Con qué afilar:
Con qué afilas tus cuchillos de tallar es tan importante como la técnica de afilado que utilices. Este es un tema en el que hay muchas opiniones. En el proceso de afilado cuando se frotan entre si dos superficies, la más dura retiene su forma y la menos dura la cambia. Por eso se puede afilar un cuchillo con cualquier material siempre que cumpla dos condiciones: es más duro que el acero y es absolutamente plano. Estas características evidentemente se cumplen en el caso de las piedras de afilar (al aceite, al agua o japonesas, cerámicas, de diamante) pero también en materiales como el papel de lija o el asfalto. Descartaríamos los medios mecánicos, ya que son más bastos y pueden destemplar el acero si no se usan con cuidado.
En mi caso, y tras probar casi todos los métodos, me inclino por las piedras japonesas al agua. Tienen la ventaja sobre las de aceite que proporcionan un afilado más fino más rápido, por no hablar de que el proceso es mucho menos sucio. Su principal desventaja es que son blandas, por lo que se han de tratar con extremo cuidado y aplanar regularmente (tienden a desgastarse más en el centro que en los extremos). Los grados que utilizo son 1000 (color rojo, acabado medio) y 8000 (color amarillo, acabado fino). También se necesita una piedra "nagura", de color blanco, que se frota sobre las otras con agua hasta formar una pasta que prepara la piedra para el afilado.
A continuación del afilado se procede al pulido del filo del cuchillo. Tradicionalmente se usa una pieza de cuero, como la de los barberos, impregnada con una pasta para pulir metales.
Como afilar:
Afilar es mover el filo de tu cuchillo contra la superficie de la piedra en un ángulo preciso. Empezaremos por la más basta (grado 1000) una vez la piedra está preparada (sumergida en agua durante diez minutos y frotada con la "nagura"). Tras obtener un filo consistente en ambos lados del cuchillo, pasaremos a la piedra fina (8000) y al pulido en el cuero.
El tipo de movimiento no es especialmente relevante, yo prefiero adelante y atrás, otros trazan círculos u ochos. Lo que si es crucial es el ángulo. Está aceptado comunmente que el ángulo ideal de corte es de 20º, ya que permite un resultado limpio a la vez que mantiene la vida del acero y su filo. Como afilamos los dos lados del cuchillo de tallar con el mismo ángulo, 20 dividido entre 2 igual 10º.¿Cómo sabemos que son 10º?. Si mantienes la hoja del cuchillo plana sobre la piedra de afilar, levantando ligeramente el lado contrario al filo, aproximadamente el grueso de 3 o 4 hojas de papel, estaremos en 10º. Con un movimiento hacia delante y hacia atrás, en el ángulo correcto, tendrás un buen filo en pocos instantes. Repite el proceso en ambos lados de la hoja. Si se forma un hilo finísimo de metal en el filo por el lado contrario al que estamos afilando, sabemos que hemos de pasar a la siguiente fase del proceso de afilado y pulido. Comprobarás la formación de ese "hilo" pasando tu dedo plano sobre la superficie del acero por el lado contrario al afilado.
Cambia a la piedra más fina y continúa con el mismo proceso que en la piedra gruesa. Aligera la presión sobre la hoja y continúa el pulido hasta que desaparezca el hilo mencionado. Ten cuidado de afilar los dos lados de la hoja en la piedra fina de la misma manera. Una vez que estés satisfecho con el trabajo realizado (la cantidad de tiempo que emplees depende de la presión que ejerzas), estás listo para la fase de pulido.

Pulir:
La herramienta de pulir es un trozo de cuero pegado sobre una superficie plana (un retal de madera, por ejemplo), dejando la parte rugosa hacia arriba. Se le aplica un compuesto para pulir metales, por ejemplo óxido de cromo en pasta. Descansa el cuchillo absolutamente plano sobre el cuero y desplázalo en la dirección opuesta al filo. Mantenlo plano durante todo el movimiento, olvida la tendencia natural a girar al llegar al final, si no que levanta y apoya el otro lado. Repite el proceso en ambos lados hasta que te puedas ver en la hoja como en un espejo, ha de estar así de brillante.
Existen varios sistemas para verificar el afilado: apoyar el filo en la uña del pulgar situado en posición vertical (si agarra y no se cae, está afilado), cortar una hoja de papel agarrada por un extremo sólo, etc... Como el cuchillo lo queremos para tallar madera, estará afilado si se introduce en la madera suavemente, sin ninguna resistencia, debiéramos poder obtener virutas de madera de tilo tan finas como papel de Biblia. Entonces estará afilado.

Cada cuánto hay que afilar
Puliremos el cuchillo sobre el cuero al empezar cada sesión de talla. También cuando encontremos dificultades si llevamos un rato tallando, esto nos permitirá relajarnos cambiando de actividad, lo cual ayuda a la concentración. No se puede pulir demasiado, por tanto mantener el filo en perfectas condiciones simplemente embellecerá tus tallas.
Repetiremos el proceso con la piedra más fina cuando, a pesar de pulir el cuchillo durante un espacio de tiempo, no conseguimos el punto de afilado al que estamos acostumbrados. La piedra gruesa sólo debe usarse cuando por descuido o desgaste se necesite modificar la línea del filo.

Norma Villa: Madre e Hija